jueves, 16 de junio de 2011

Tema del Nivel Incial sobre el Juego

El juego en Nivel Inicial

 
El juego es el primer acto creativo del ser humano, comienza cuando el niño es bebé, a través del vínculo que se establece entre la realidad exterior, las fantasías y las necesidades donde los deseos que se van adquiriendo se aprenden con gusto, creando un vínculo de sabiduría y afecto entre el que enseña y el que aprende.

Es importante señalar que la necesidad de jugar es propia de todo niño, pero ha de tenerse en cuenta que no todos ellos juegan de la misma manera, ni a los mismos juegos, ni por las mismas motivaciones demostrando que el juego está determinado por las condiciones materiales de existencia, en un contexto social e histórico concreto, siendo imprescindible considerar lo lúdico en el Nivel Inicial como el ínter juego entre factores individuales y sociales que se condicionan mutuamente en una relación dialéctica en la cual se integran el docente, los alumnos, el conocimiento y el contexto.

El juego en la escuela:
No es el juego, en el ámbito educativo, una actividad menor o de segundo rango, tampoco constituye una recompensa o un período de descanso respecto de otros trabajos; cuando se cae en el error de concebirlo sólo como una actividad de distracción, de esparcimiento o de liberación de las tensiones producidas por las actividades escolares, la escuela suele exiliarse a un espacio y tiempo de segunda categoría y no suelen mantener ninguna relación con los objetivos propiamente escolares.

 
El Nivel Inicial no puede caer en este error, por el contrario, debe integrar la actividad lúdica o la actividad exploratoria en una propuesta que promueva placer, relación y adquisición de conocimientos, los alumnos son sujetos sociales concretos, portadores de una historia e insertos en una cultura determinada, por lo tanto sus valores, sus expectativas, sus costumbres y sus motivaciones se verán reflejadas en sus juegos.

Desde el niño:
Se toma al niño de 5 años como un todo global y unificado, para que se produzca una completa y armónica educación a través del desarrollo de todas y cada una de las capacidades propias de la persona, es decir, las referidas al desarrollo cognitivo o intelectual, al desarrollo del equilibrio personal o afectivo, al desarrollo de la relación y de la integración social y las referidas al desarrollo moral y ético, de esta manera estaremos desarrollando el potencial o la aptitud que posee una persona para así llegar a la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades que a su vez le van a permitir la adquisición de nuevos aprendizajes, a través de la actividad propia de esta edad: el juego.

Desde el docente:
Surgirá la necesidad de revalorizar el juego como estrategia didáctica, para una mejor calidad de enseñanza y para que el sujeto aprenda significativamente los contenidos.
El juego debe ser una estrategia didáctica del docente, por la cual los niños adquieran conceptos y procedimientos matemáticos, como una valiosa herramienta para el desarrollo social y cultural de los individuos y de los pueblos.

Desde las áreas:
A partir de sus indudables condiciones organizativas y dinámicas ofrecen una amplia variación de situaciones para procurar el desarrollo de competencias intelectuales y prácticas, que capaciten para operar con la realidad desde la acción reflexiva y la aplicación de estrategias originales ante los problemas a resolver, es necesario determinar que las acciones estarán dirigida a aportar al proceso educativo sus bases esenciales:
 

1.      -Desarrollo del juicio crítico.
 
-Exactitud y precisión del lenguaje.

 -Búsqueda permanente de soluciones alternativas.
-Aplicación de estrategias originales.
 -Incorporación del mundo tecnológico como herramienta facilitadora del accionar del pensamiento reflexivo y el campo de aplicación, generador de experiencias recreativas.
Desde los contenidos:

Los contenidos a lo largo del tiempo, han variado, en su significatividad social como en las estrategias implementadas para desarrollar los procesos que conducen a su incorporación como bien cultural y como práctica cotidiana.
Estos son la base de una educación de calidad adecuada a los requerimientos que hoy nos plantean las demandas personales, culturales, sociales y económicas en el amplio espacio nacional e internacional, respetando la diversidad entre las jurisdicciones y las escuelas, contribuyendo a fortalecer la necesaria unidad del sistema educativo federal.

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